“La historia del fútbol es un triste viaje
del placer al deber”
Eduardo Galeano
Lo que hizo James en el Mundial de Brasil superó
las expectativas de los hinchas y permitió rememorar las grandes hazañas
realizadas por astros como Pelé en el Mundial del 70 y Maradona en el 86.
Esa brillante actuación y su impresionante palmarés de títulos en Colombia,
Argentina y Portugal lo hicieron merecedor de elogios por parte de la crítica
deportiva y de un jugoso contrato que lo llevó al encopetado Real Madrid con la
idea de convertirse en el director de orquesta del equipo merengue. Luego de la
presentación en el Bernabéu con miles de aficionados coreando su nombre como si
se tratara de un nuevo dios del Olimpo futbolero, James se ha ido acoplando a
la estrategia de Ancelotti hasta alcanzar dos buenas actuaciones en los más
recientes encuentros frente al Basel por la Champions y ante La Coruña por la
Liga española, marcando además un gol de antología que generó congestión en las
redes sociales y en los corazones de los fanáticos.
Pero los amantes de su fútbol, los que lo hemos
seguido desde sus primeros goles con el Envigado F.C. de Colombia cuando apenas
era un pequeñín de 16 años, sabemos que James está jugando bien, aunque no con
la rebeldía del genio que conocimos en Banfield, en el Porto y más
recientemente en la Selección Colombia que descrestó en el Maracaná frente al
mítico equipo uruguayo. Los grandes jugadores como Garrincha, Di Stefano, Pelé,
Maradona o Romario se caracterizaron por jugar para divertirse y no
precisamente por ser los más aplicados alumnos de la táctica del técnico de
turno; es decir, fueron reconocidos por ser unos rebeldes cuya única arma era
el balón. Basta recordar lo que hacía Garrincha en el campo de juego dejando a
sus rivales sembrados en una baldosa mientras él partía, después de una indescifrable
gambeta, camino del gol. O a Maradona cuando marcó el mejor gol de los
Mundiales después del más genial de los actos rebeldes que recuerde la historia
del fútbol.
James, con la camiseta 10 que identifica a los
genios del balón, hizo historia en el Mundial de Brasil porque se sublevó
frente a un fútbol cada vez más físico y realizó sus mejores trucos de magia en
medio del aburridor minimalismo que predican en la actualidad los sabihondos
del balón. Algo de eso es lo que esperamos ver sus seguidores y los amantes del
fútbol ahora que juega en un club en el que puede pasar a la historia como el
más rebelde de los genios o quedar como el más aplicado y simplista de los
jugadores suramericanos que han pasado por la “Casa Blanca”. Ojalá sus
actuaciones no estén por debajo de las de Di Stéfano, Hugo Sánchez y el
fenómeno Ronaldo, modelos de rebeldía con el balón, porque James tiene las
condiciones para ser el nuevo emblema del fútbol por placer y no del fútbol por
deber.